Después del post, dieta digital, brecha digital, hemos mantenido un debate sobre la necesidad de clarificar los aspectos de esta dieta, de la que los medios de comunicación se hacen eco con frecuencia. Nos gustaría aclarar algunos aspectos que subrayan el valor cualitativo de un consumo y una proactividad alrededor de estos consumos equilibrada y saludable. En mucha ocasiones, la sólo consideración de lo cuantitativo (número de ciudadanos y cantidad de horas de consumo), originan afirmaciones frívolas sobre las adicciones y dependencias a este consumo multipantallas. De este modo proponemos otro planteamiento en el enfoque y análisis de esta fenomenología que considera:
1. No alimentar el alarmismo existente en el tratamiento informativo sobre el uso de las tecnologías de la relación, información y comunicación (TRIC).
2. Precisar desde un modelo pedagógico y comunicativo que atiende el contexto social de estas prácticas culturales y digitales, como señalamos en el último congreso celebrado en Segovia.
3. Establecer las diferencias entre uso y abuso, para considerar las posibles actuaciones, intervenciones y mediaciones de las diferentes interacciones entre menores y pantallas.
4. Proponer una política de comunicación e intervención educativa y sociosanitaria justificada en los parámetros de promoción de la salud propuestos por la OMS, tal y como hemos desarrollado exhaustivamente en la tesis La creación de un cortometraje Un proceso de mediación en la promoción de la salud adolescente.
Por consiguiente, señalamos que del mismo modo que no podemos valorar la salud alimentaria y nutritiva de una persona sólo cuantificando la cantidad de fruta, carne, pescado y dulces que ingiere, tampoco podemos interpretar el significado de los usos, consumos, mediaciones e interacciones que los menores tienen con las diferentes pantallas y/o tecnologías de la relación, información y comunicación. Sea en la televisión,los dispositivos móviles, o las consolas.
Sólo desde una visión cuantificadota, consideramos que no se puede deducir científicamente ninguna conclusión, aunque aparezcan muchos titulares que afirman que Internet y las TIC producen adicciones y/o dependencias. Recientemente, el doctor Jerald Block defendió ante la Asociación Americana de Psiquiatría “la inclusión de este trastorno” en la próxima versión de este manual que se espera para este año 2012. En opinión de este experto , estamos ante un problema que incluye al menos tres subtipos: abuso del videojuego, adicción al cibersexo y dependencia de las redes sociales y el e-mail. En idénticos términos se expresa el doctor Ronald Pies, profesor de psiquiatría dela U. del Estado de Nueva York, cuando afirma que es prematuro considerar el abuso de internet como una adicción. Esto, porque muchas veces son personas ansiosas, depresivas u obsesivo-compulsivas, cuyo problema se hace sintomático a través del uso excesivo de la red.
El rigor informativo sólo nos permite afirmar que “La adicción a Internet, podría ser considerada como enfermedad mental en EE.UU”. A finales de este año, la Asociación Médica de Estados Unidos ( American Medical Association) decidirá si se debe incluir la “adicción a Internet y videojuegos” en el Manual de Diagnóstico y Estadística de Desórdenes Mentales (DSM, por sus siglas en inglés), el catálogo estándar de enfermedades mentales. En última instancia, la Asociación Norteamericana de Psiquiatría tomaría la decisión.
En cualquier caso , este asunto no es lo más relevante. En nuestra opinión lo importante es observar y encontrar significados constructivos a la creación de nuevos espacios de socialización, conocimiento, entretenimiento y gratificación emotiva que provocan las interacciones entre los menores y las diferentes pantallas. Las pantallas no crean nada, , canalizan, refuerzan las conductas ya existentes. En el próximo Simposio que organizamos en Barcelona, el grupo de investigación AUSTICA, expondremos algunos resultados que avanzan esta línea.
Diferentes marcos de investigación, tanto en el ámbito anglosajón, iberoamericano, europeo, han abordado este tema desde diversas disciplinas como las ciencias sociales, las ciencias de la educación y comunicación, o la educación para la salud. Más allá de los determinismos tecnológicos y las visiones apocalípticas, entendemos que los programas de intervención educativa, sanitaria y social sobre estas prácticas, tienen más sentido y efectividad, cuando se plantean desde una visión de la promoción de la salud integral de sus participantes, para un desarrollo comunitario y según los contextos colectivos y culturales concretos de uso.
Nos inclinamos por un enfoque que contemple estas prácticas con normalidad, desde lo que podemos entender como el diseño de una dieta saludable, en la que los padres y madres, los propios menores, las instituciones educativas y los medios de comunicación tienen un protagonismo. Con un planteamiento educomunicativo, que aborde de modo directo y dialógico el potencial de las mediaciones entre familias, escuela y comunicadores, como manifestamos en la investigación: Consumos y mediaciones de familias y pantallas: nuevos modelos y propuestas de convivencia. Disponible.
Imagen inicial: Internet café de Jared con licencia CC BY 2.0
Buenos días: He tenido acceso esta mañana a los artículos publicados en vuestra página web sobre problemáticas con pantallas y otras máquinas.
Os escribo porque tenemos un “cierto problema”, sin “alarmismos” con nuestro hijo menor, de 15 años de edad. No es retraído, no es depresivo, es sociable, sano, le gusta el deporte y lo practica, es respetuoso… pero prácticamente el resto de su tiempo libre, que es mucho, lo dedica ,si no hay control por un adulto, a las pantallas. Su rendimiento escolar ha bajado considerablemente y no parece haber motivación en ese sentido.
¿podrían orientarme sobre qué hacer, qué consultar o a quién ?
Les quedo agradecida de antemano.
Saludos.
Concha Lozano.
Hola Concha. El enfoque que tomas es el más adecuado, sin alarmismos. No sé cuánto tiempo ocurre lo que dices. Y si coincide lo que describes con el propio rendimiento escolar. O si pueden haber otros motivos de crecimiento, ocasionales… que le descentren. Siempre es saludable establecer una dieta de pantallas en casa, tal y como indicamos en varios artículos. Si esto lo habéis establecido desde siempre hay mucho ganado. Ahora con 15 años es más complicado, aunque siempre es posible por el camino de la negociación y el diálogo. Observa si junto a la bajada del rendimiento escolar hay otros síntomas, más irritabilidad, dejar de salir con los amigos… y observa si pueden haber otros motivos que acompañen o produzcan el descentramiento y la desmotivación escolar. Ten en cuenta que los 15 siempre han sido unos años especialmente delicados.
Un saludo