Mañana comenzamos nuestros encuentros con diferentes familias preocupadas y ocupadas en la educación de sus hijos, y por tanto, en la educación que proporcionan las pantallas en su variados espacios (tele, dispositivos móviles, consolas, internet…) La FAPAR, desde el programa Educación para la Salud, entiende que dieta y salud son dos conceptos muy unidos, y que consumo-interacción con las pantallas requieren una dieta.
El programa Pantallas Sanas, impulsor de estos encuentros, organiza el curso IX Curso de Pantallas Sanas, en el que educadores, comunicadores, padres y madres, nos reuniremos para analizar cómo la sociedad en general, y la familia y la escuela en particular, pueden crear espacios de construcción alrededor de los consumos, interacciones y mediaciones en y con las prácticas culturales digitales. En esta línea organiza el grupo de investigación CONINCOM el próximo Simposio sobre ¿Brecha digital o brecha generacional?
Hechos recientes como el suicidio de Amanda Tood encienden los pilotos rojos y generan con frecuencia un tsunami alarmista, que del mismo modo que aparece, desaparece a los pocos días. No se trata de satanizar las pantallas, ni creer que su influencia es el motivo de muchos males ( en los aprendizajes, en la convivencia, en la vida cotidiana), sino de aprender a convivir con un entorno virtual, que ha cambiado todos y cada uno de los rincones de nuestra casa.
En estos encuentros veremos como desdramatizar desde el conocimiento es el primer paso, diseñar una dieta digital, el segundo, donde la presencia de los padres y madres es el principal ingrediente. De otro modo, nos preguntaríamos con McLuhan ¿Para que voy a llevar a mi hijos a la escuela, para que interrumpan su educación? Las pantallas están aquí, educan. ¿Dónde están los padres y madres? ¿Qué modelos proponen?