Lectura y escritura en la web (1)

Hace 25 siglos Sócrates rechazó la escritura porque vio amenazada la oratoria. Hoy el soporte digital parece que amenaza al papel. Pero tranquilos Dos de cada tres, tanto aquí en España como en Estados Unidos, según las encuestas siguen leyendo libros, sobre todo en papel. Ofrecemos un análisis sin dramatismos, y sin espejismos tecnológicos. Queremos centrarnos en la lectura y escritura en la web.

¿Se lee y se escribe ahora menos que antes? ¿O se lee y escribe de otra manera? ¿Cómo leemos en los entornos digitales? ¿Desde qué estrategias y modalidades? ¿Qué lenguajes priorizan la lectura actual? ¿Cómo se mueven delante de los hipertextos las personas que han nacido ya inmersos en la cultura de los pixeles? Se pregunta Valeria Levratto.

La relación bidireccional entre la escritura y la lectura, se expande en los entornos digitales; los roles de escritor y lector se difuminan y pierden las características del pasado que asociaban más pasividad al lector y más poder al autor. En un contexto educativo convencional que elogia la lectura en papel y al libro impreso como única fuente de saber, es fundamental repensar las prácticas de lectura a partir de las transformaciones que suponen las tecnologías digitales

Señalamos en “Lectura y escritura en la web” que se producen espacios y tiempos intensos y fragmentados convergen con facilidad en el “reloj digital” de los jóvenes. Como señala Carles Feixa  “mientras que el espacio se globaliza y deslocaliza de forma paralela, el tiempo se eterniza y se hace más efímero de forma sucesiva”. Estamos en el tiempo de los microrrelatos y microemociones, en un entorno de microcultura.

 Digámoslo claro, no podemos aplicar los cánones de la lectura y escritura impresa al ejercicio de lecto-escritura en la web. No se trata de afirmar que ahora se lee menos y peor que antes, entendemos que se lee y escribe de modo diferente. Así como nuestras prácticas culturales, modelos de convivencia, vida laboral, doméstica y personal han cambiado; el modo de pensar, aprender, leer y escribir, también lo han hecho.

¿Qué ocurriría si lo que hizo Alicia en el País de las Maravillas con el Conejo Blanco, o la Oruga Azul, o el mismo gato de Cheshire, lo hacemos nosotros con la Web?

Veamos algunas cosas que ocurren con la lectura en pantalla:

• Barrido visual: 80% escanean el texto porque la lectura es más lenta, cansina y ansiosa.
• Factor F de lectura: la horizontal superior de la pantalla es la línea que más y mejor se escanea, después una segunda línea horizontal, y el ojo se desliza por la vertical izquierda de la pantalla.
• Lectura impaciente: sólo se lee el 20% del contenido, el usuario busca la forma más rápida y permanece cinco segundos en cada página.
• Atención selectiva, trazada por las palabras clave. Tanto para el ojo humano como para los motores de búsqueda.

Como señala Isabel Iniesta, mi compañera de TRICLab

“porque no es lo mismo escribir para un blog que para un periódico, aunque ambos se visualicen en un entorno digital. De la misma forma que no es lo mismo una campaña de publicidad en prensa papel que en redes sociales. El entorno web tiene sus propias reglas”.

Sin alarmismos. Cuando las editoriales o la educación se asoman a este escenario, se encienden todas las alarmas y resuena a lo lejos el pensamiento de Baricco:  ¡¡¡Que vienen los bárbaros!!! Pero los bárbaros no vienen ya han llegado y los paisajes de lectura con sus soportes y dispositivos son diversos. El dígito no elimina el papel, la pantallas no sustituye al libro, son diferentes tipos de lectura.

José Antonio Gabelas