Presento esta breve entrevista de Jesús Martín Barbero, un claro referente en el estudio de las manifestaciones culturales y la educación mediática. Quiero destacar algunas ideas de su discurso: 1. La necesidad de que los comunicadores y educadores superemos esas dicotomías como ocio y trabajo; consumo y producción; juego y aprendizaje; fiesta y obligaciones; presencialidad y virtualidad. Y dos: la importancia de la
mediación en este camino de superaciones. Como digo, estas dos ideas han estado muy presentes en nuestra reunión y nos sirve de marco para su presentación.
Ayer, 28 de diciembre, como sabemos, día de los inocentes, nos reunimos en Barcelona, Laura Ruano, Dani Aranda y el que escribe, miembros de la red de investigación Conflicto, Infancia, Comunicación, CONINCOM, que estamos elaborando el estado de la cuestión del proyecto investigador I+D+I “El uso de las TIC y la brecha digital entre adultos y adolescentes. Encuentros y (Des)encuentros en la escuela y el hogar”. Después de concretar algunas líneas estratégicas a seguir, ya indicadas en la anterior reunión, hemos diseñado la estructura de lo que será el informe que sirva de marco que contextualice la investigación.
Estamos manejando un significativo número de informes, estudios e investigaciones realizados estos diez últimos años, tanto en el ámbito anglosajón, como europeo, latinoamericano y español, que nos están proporcionando algunas señales importantes para abordar nuestra propia investigación, sobre lo que ocurre en los hábitos y rutinas adolescentes en torno a las nuevas pantallas.
Una de las claves más recurrentes es que mientras la escuela, los padres y las madres, perciben en estas prácticas digitales y culturales (con Internet, con las redes sociales, con los dispositivos móviles…) posibles riesgos y trastornos en la conducta y el aprendizaje, los adolescentes descubren y experimentan ventajas y posibilidades. Estamos explorando y avanzamos en la confirmación de que la brecha digital no es tal, de que las diferencias culturales entre las prácticas culturales que realizan los adolescentes, con o sin pantallas, siempre han sido distintas, siempre han mantenido una diferencia generacional. Desde esta constatación, observamos que tanto la escuela, como la familia necesitan una mirada normalizada ante este hecho. Y de que los programas de implantación de las TIC, salvo en reducidas y honrosas excepciones, no facilitan la comunicación de los alumnos y alumnas, porque sólo tienen una finalidad didáctica-instrumental.