Telerrealidad versus telebasura

 

Es la mostración del todo, pero con la perspectiva de una mirilla graduada de antemano. Es la llamada telerrealidad, que inspira tantos filmes y best seller de hoy en día. Definir este concepto con precisión es complicado. El docudrama (coloquialmente llamado telerrealidad), es un género híbrido que se ha adueñado de las parrillas locales, nacionales e internacionales, en un festín mediático global, con muchos beneficios económicos.

Este hibridismo dificulta una exacta definición. Es la eclosión de la convergencia mediática y los portales web, con el «género-matriz» del docudrama, compuesto por subgéneros, bien reciclados o inventados, que se diversifican y formatean con contenidos también reciclados que se fusionan en una espiral ininterrumpida. Los géneros tradicionales información + entretenimiento + publicidad, serpenteando en mutaciones impredecibles. Un baby boom mediático permamente e hiperpresente.

¿Cómo funciona?

Los medios construyen una realidad concreta con unos objetivos muy concretos. La relación entre emisor y receptor es muy estrecha, también sus posibles efectos. Se presenta una realidad mediática para que la audiencia pueda o quiera percibirla como «real»;cotidiana, cercana. Baudrillard ya avanzó en la «era de la simulación» en la que se suplanta «lo real por los signos de lo real». Eco lo reafirma recientemente en «Número Cero», «el síndrome del complot nos invade«.

Un ejemplo muy reciente: Madeline Stuart, uno de los símbolos de la inclusión social de los discapacitados.

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 Nos atrevemos a dibujar el perfil caleidoscópico en 11 pinceladas. Las seis primeras están adaptadas de Javier Mateos las otras cinco son aportación nuestra.

CARTEL-PAPA

  1. Relatos próximos a personas reales: (anónimas o populares). Las historias o hechos cuentan a cámara una determinada parte de su vida cotidiana. Son experiencias y sentimientos generalmente íntimos.
  2. Obsesión por la apariencia de realidad: cuentan historias verdaderas que tienen que parecer reales. Con un relato creíble, siguiendo unos criterios de selección de perfiles, lejanos a lo común y corriente. Se busca que «den a cámara». La televisión de la gente normal aburre a la audiencia.
  3. La espectacularidad: hiperconstrucción de la realidad «que enriquece y distorsiona la experiencia…recurre al misterio y la comicidad…el factor sorpresa es siempre testigo de algo inédito». Constribuyen los efectos especiales, decorados, reconstrucciones grabadas, posproducción.
  4. La serialidad: emisión por entregas como técnica de enganche. A veces el espacio se acorta en sus momentos clave, mientras el presentador advierte: «seguimos grabando». Otras están organizados por capítulos (semanales o diarios). Esta serialidad se propaga a modo de conversación por los demás espacios de la cadena.
  5. Voyeurismo televisivo: «Una visibilización a ultranza de la intimidad» (Imbert). Sin límites, cuanto más real y transparente parezca mejor. Sexo, polémica, penas, protagonizan los hechos.
  6. Multiformato televisivo: en una relación recíproca entre contenidos y formatos. El qué y sus cómos. Los programadores insertan y organizan los formatos-contenedor, a la vez que fusionan diversos géneros televisivos (informativo, entrevista, concurso, crónica…).
  7. Participación activa o semi-activa de la audiencia. El  espectador/usuario en el trono del show. A veces con el rol de comentarista, otras colaborador, y hasta de asesor.
  8. Redes sociales: con plataformas sobre las cuales el programa se construye y modifica. La televisión en su convergencia mediática dispone de una esfera digital muy dinámica: se vuelcan los contenidos y se genera una espiral y un aura, alrededor de la cual las audiencias activas y semi-activas interaccionan. Un comentario en twitter o un whatsapp, externos al programa, pueden destruir el trono de un concursante o desterrar a un pretendiente acusado de infiel.
  9. Emisión en prime time: los programas están organizados en torno a la franja horaria de emisión que coincida con el prime time u horario de máxima audiencia.  La consecuencia inmediata es que en España se agarra a la audiencia hasta las 00.00 horas.
  10. Valores y contravalores: que se transmiten y promueven, generando una posible batería de afectos y efectos.
  11. Negocio rentable: sin duda. El programa como producto (que no como servicio, tampoco en la tele pública). La McTelevisión (Sampedro, 2003), es muy rentable para las productoras. Contenidos de bajo presupuesto, con estructura espectacular, que arrastra audiencias.

Foro en construcción

Nuestro próximo post se centrará en las audiencias y en sus mediaciones. Telerrealidad, Un género híbrido como muy bien indica @cmartalazo en «Reportaje y documental: de géneros televisivos a cibergéneros» , necesita reflexión y diálogo. Y así  nos preguntamos:

¿Cuándo se supone que un programa vela por el bienestar del ciudadano?

¿Cuál es el precio que paga la sociedad por la saturación de este tipo de programas y formatos?

¿Por qué los espectadores y usuarios alimentan la audiencia de estos programas?

¿Por qué en las encuestas no se reconoce el consumo de estos programas?  ¿Se trata de una versión más  del «placer culpable» (dixit  )

 

Lara Escudero y José Antonio Gabelas

José Antonio Gabelas
José Antonio Gabelas
José Antonio Gabelas-Barroso. Profesor titular de la Universidad de Zaragoza. Creador del Factor Relacional y las TRIC (Tecnologías de la Relación, Información y Comunicación).

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