El storytelling o arte de contar historia, sabemos que surge en Estados Unidos en los años 90 y desde entonces su uso no ha hecho sino aumentar en el mundo de la comunicación y en el de la política. Considerado durante tiempo como una forma de comunicación destinada a los niños, el storytelling resurge, adaptado a los nuevos tiempos, como un instrumento de persuasión y propaganda en manos de quien dispone del poder para ello.
Christian Salmon ha escrito Storytelling con este horizonte en su cabeza. Multiplicación de productos comunicativos, abaratamiento de los costes de producción y distribución, mayor protagonismo del consumidor y una alarmante concentración de la propiedad de unos medios que en gran medida son transnacionales y dominan todos los sectores de la industria de la comunicación y del entretenimiento.
El problema no es el cultivo del arte del relato; la cuestión está en cómo el Estado utiliza el storytelling como instrumento de persuasión y dominio. La última campaña electoral norteamericana ha sido un gran festival narrativo en el que los medios han sido a un tiempo actor, corazón y público del espectáculo. Christian Salmon “cree que la narración es una manera de simular, convencer y movilizar a la opinión pública, de construcción de imaginarios y mentiras sofisticadas, que resulta mucho más eficaz que la propaganda porque no pretende modificar las convicciones de la gente, sino que busca hacerla partícipe de una historia apasionante, de una gran novela.” Pero no sólo es la política el objeto de este procedimiento narrativo, también la moda y la publicidad tiene sus ensayos, como el caso de Kate Moss.
Para conocer mejor esta técnica narrativa, sugiero la entrevista a Salmon, su artífice. También sugiero este blog para completar nuestro análisis.
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