En muchos centros escolares muy pronto comienzan las reuniones para planificar el próximo curso escolar. ¿Y si incluyéramos en nuestras programaciones una #dietadigital? Se ha dicho muchas veces que somos lo que comemos, pero si lo que respiramos es digital ¿por qué no un poco de dieta? O sea, dosis y selección.
Hemos indicado en vacaciones con dieta, que es muy necesario una práctica y una investigación que sume educación, salud y comunicación, tres disciplinas tradicionalmente muy separadas y distantes. Sugerimos la consulta de la publicación Psiconutrición del menor: las TIC como aliadas en el sistema nutricional, que la experta nutricionista M. Lourdes Torres y servidor coordinamos, y en la que intervinieron más de treinta expertos del campo de la nutrición, la psicopedagogía y la comunicación.
Es cierto que el escenario tecno-utópico ofrece un escaparate lleno de usos y gratificaciones, promesas y recompensas. La fascinación de la tecnología distorsiona la mirada y dota de una particular miopía la responsabilidad de la educación. ¿Quién no ha experimentado esta atracción con el nuevo smartphone, tableta, o dispositivo móvil?
Los intereses de la industria, el vértigo de la gratificación inmediata, la firme convicción de que lo “nuevo es lo bueno”; el deseo de estar ahí, la ansiedad del “por si acaso”, el confundir “ser, con ser visto”, son algunos de los espejismos de esta tecno-utopía.
Las horas a pie de aula, y los muchos encuentros que hemos tenido hasta ahora con padres y madres, nos advierten de que los educadores en general, y las familias en particular, reclaman orientación y pautas.
Estamos entre las fronteras de la comunicación y la educación. En los espacios movedizos de la presencialidad y la virtualidad. Nos encontramos como Teseo en el laberinto, buscando el sentido en el caos.
La fenomenología de las pantallas es un territorio para la gratificación sensorial, una peli, un spot, una serie, videojuego, conversaciones online… Cada clic, cada instante es efímero, y voraz en las entrañas de la emoción inmediata. Pero también es permeable y competente para tejer vinculaciones y afinidades.
Por eso proponemos el menú con el que abrimos este primer post del curso 2016-2017:
Primer plato:
Sin alarmismos. No alimentar el alarmismo que aparece con frecuencia en los medios, de modo particular en los informativos.
Los escenarios digitales, no son pantallas, no son herramientas. Son entorno. Es necesario precisar un modelo pedagógico y comunicativo que atienda el contexto social y cultural de uso.
Usos, abusos y adicciones. Establecer las diferencias entre uso y abuso, para considerar las posibles actuaciones, intervenciones y mediaciones de las diferentes interacciones entre menores y pantallas.
Exijamos una política de comunicación. Proponer una política de comunicación e intervención educativa y sociosanitaria justificada en los parámetros de promoción de la salud propuestos por la OMS.
Segundo plato
Pon límites (tiempos y contenidos). Los tiempos de las pantallas suman.
Presencia y diálogo. Es crítico y es creativo. Conoce los gustos de tus hijos, planifica sus consumos.
Ejemplo. Hacen lo que ven, no lo que les dices.
Postre:
Una sonrisa expande el ánimo y tonifica cuerpo y mente.