Internet y control parental: luces y sombras

Esta mañana leía en el periódico (papel) un artículo que describe la aparición de  un reciente  gestor sobre el control parental, que conecta con nuestra línea de trabajo e investigación sobre menores, Internet, riesgos y oportunidades.

SafeChildrenGuardian es un sistema que combina hardware y software, que permite la instalación en casa a través de un router para controlar el tráfico de todos los dispositivos que usan wife. De modo periódico publica un informe para que los padres consulten las páginas visitadas, sus contenidos, el tiempo empleado y los dispositivos utilizados.

 El sistema anuncia que «protege» a los hijos mientras navegan, bloquea páginas, confirma accesos y avisa por email y SMS a los padres. Cuenta con un grupo de psicopedagogos profesionales para resolver dudas y solicitar consejo. 

Con un pequeño router diseñado por la empresa Havoc Tec, que es zaragozana (España), especializada en seguridad e internet, todo queda registrado y permite los debidos controles. Esta iniciativa, en convenio con Padres 2.0. nos plantean algunas reflexiones.

La seguridad de los hijos es un derecho inapelable, como lo es su intimidad. Indica Sergio Pallás, socio Havoc Tec, que SafeChildrenGuardian,  responde a las preguntas básicas de los padres: ¿Qué riesgos tiene Internet?, ¿Qué hace mi hijo cuando se conecta?, ¿Qué hago yo si observo algo anómalo?» 

En  la demo se indican las aplicaciones y riesgos en diferentes aspectos:

productividad  en relación con la música, radio, prensa digital y blogs, tv y vídeos online (con los efectos en pérdida de tiempo, dispersión mental).

hábitos en mensajería, redes sociales, compras online, juegos online (juego compulsivo, adicciones, aislamiento).

legalidad en compras online, juegos online,buscadores, viajes online, redes sociales (propiedad intelectual, compras no autorizadas, accesos no autorizados).

relaciones con imágenes online, web mail, redes sociales, mensajería, videconferencia (acceso por terceras personas, datos personales, imágenes personales).

contenidos en prensa digital y blogs, tv y vídeos online, juegos online, buscadores (contenidos peligrosos e indebidos).

panel control

El panel de control que tienen los padres recoge los indicadores de uso, las páginas vistas, un historial de navegación, los marcadores de riesgo, tabla gráfica de tipos de contenidos visitados, entre otros registros.

Por tanto un gestor para aplicar un control sobre los que los hijos hacen en Internet. ¿Es la solución al desconocimiento que tienen los padres sobre lo que ocurre entre sus hijos y la virtualidad? ¿Dónde están los límites para lo que hacen los hijos cuando entran en Internet, y para  lo que pueden hacer los padres cuando observan estas prácticas digitales? ¿Cómo compatibilizar el control, la educación para la responsabilidad y la autonomía y el respeto a la privacidad?.

Es evidente que estas preguntas dependen en gran medida del contexto familiar, escolar y social. Con la intención de facilitar posibles respuestas y posibles intervenciones, propongo el siguiente decálogo de buenas prácticas. La primera parte son 5 observaciones, la segunda 5 pautas.

Decálogo de buenas prácticas en la cultura digital del menor:

1. Interpreto que muchos mecanismos e iniciativas de prevención como la que hemos descrito, se centran en la teoría de los efectos, que entiende al menor como alguien que responde de un modo lineal y casi mecánico a un estímulo que puede ser positivo o negativo. No es conveniente plantear un control parental desde esta postura, que es reduccionista y trasnochada.

2. Cada usuario satisface sus necesidades y expectativas desde diferentes contextos individuales, también sociales, que buscan una gratificación en los consumos e interacciones digitales. Distracción, evasión, cotilleo, intercambio de  fotos o músicas, y otras acciones que implican riesgo para ellos o para los demás.

3. La recepción crítica forma parte de estos consumos e interacciones. El usuario, aunque sea menor, tiene una capacidad de análisis, interpretación, y respuesta sobre los usos y contenidos que frecuenta. Dependerá del sujeto y el contexto para que sea mayor o menor.

4.  Los usos y gratificaciones que satisface el menor, su grado de recepción crítica (según sea el nivel de alfabetización digital que disponga), están acompañados de un conjunto de mediaciones. Tanto los padres y madres, como los profesores, sus propios compañeros, forman parte de una serie de influencias que relativizan el «efecto» y el impacto de los usos, o posibles abusos y adicciones de estas prácticas digitales.

Para entender mejor la aplicación de  las 4 teorías  de la audiencias activas (efectos, usos y gratificaciones, recepción crítica y mediaciones), facilitamos el siguiente panel de prácticas con casos de actualidad.

5. Utilizamos con frecuencia la analogía de la dieta digital para explicar que es posible un modelo de intervención parental y educativo en el que se entiendan las prácticas culturales digitales como una alimentación sana, saludable, equilibrada, que ayude al crecimiento no sólo físico, también psicológico y espiritual de nuestros hijos.

imgres

 

Como consecuencia de estos cinco considerandos, ofrecemos los siguientes pautados:

6. Es necesario desde la más tierna edad, planificar estos consumos e interacciones. Desde el tiempo (dosificación) y desde los contenidos (selección). Cuando son más pequeños con una normativa y diálogo, cuando son más mayores con un diálogo y negociación.

7. Es necesario evitar que la brecha intergeneracional entre padres e hijos, entre educadores y alumnos afecte a nuestra visión y nuestra planificación. No hablamos de dos realidades (presencial y/o física, y virtual), ni de dos espacios y tiempos. Es una única realidad que precisa respuestas integradas.

imgres8. El conflicto, muy presente en este escenario, no es negativo. Es una oportunidad para crecer, y en ningún caso, nuestros hijos, ni los estudiantes son conflictivos, lo es cada situación, que desde una mirada positiva y sin prejuicios invitarán a una solución. En la investigación «Consumos y mediaciones de familias y pantallas» que realizamos con 124 familias de Aragón (España), observamos que  el desconocimiento  que los padres y madres tienen sobre lo que sus hijos pueden hacer con Internet, produce miedo y rechazo. Pero si entendemos estos conflictos como oportunidad para aprender y convivir juntos, se naturaliza el entorno virtual.

9. Internet es una oportunidad para conocer los gustos y tendencias de los menores. Saber lo que les gusta  es un motivo para conversar y negociar con ellos una educación en valores, y desde una preocupación por sus preferencias e intereses.

10. Aunque no lo expresen los adolescentes necesitan la presencia del adulto, del padre y de la madre, del educador. La educación de la presencia es una mediación y el diálogo su sentido.

Queremos facilitar dos iniciativas como Pantallas Sanas y Pantallas Amigas, que ofrecen una importante asesoría y banco de recursos para integrar las prácticas digitales en un entorno seguro, autónomo y saludable.

José Antonio Gabelas
José Antonio Gabelas
José Antonio Gabelas-Barroso. Profesor titular de la Universidad de Zaragoza. Creador del Factor Relacional y las TRIC (Tecnologías de la Relación, Información y Comunicación).

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2 COMENTARIOS

  1. He leído este artículo con verdadero deleite, primero porque estas reflexiones son absolutamente imprescindibles, estamos usando el lenguaje digital en hogares y centros educativos sin apenas haber explorado el folleto de interacción, no tanto en manejo de aparatos como en las habilidades que requieren para lograr un uso adecuado social y humanamente.
    Creo que la mayoría de los educadores hacemos bien la primera parte del proceso, atender la necesidad de los niños de iniciarse en el plano digital y esto se traduce en «comprar», ponemos a su disposición todos los medios materiales. No hay casa sin ordenador, sin tabletas, sin móviles… va habiendo pocas aulas sin acceso al mundo virtual. Pero de este primer paso saltamos al último, o mejor, al que no debiera darse, controlar, «cazar el error del niño», no para pensar sobre él sino para hacerle pagar las consecuencias (creemos que así se modificará su comportamiento y evitaremos que descarrile su futuro de persona de bien, también en la red), ahí ya aparecen según los estilos educativos parentales o docentes abanicos de medidas más o menos irrespetuosas que sin duda deben dejar en la mente infantil el mensaje de «no voy a hacer siempre lo que tú quieras, te demostraré que puedo hacer lo que yo decida», y es que esta respuesta forma parte del proceso de individualización, es un determinismo biológico, así funciona el cerebro humano, queramos o no, cuando se le expone a prohibiciones, órdenes e imposiciones.
    Hay también quien se somete pero esto no debe confundirnos, no hay ningún tipo de interiorización de normas, de autoevaluación, el chico responde a mera manipulación externa.
    Y no la hay porque no se ha trabajado, las habilidades socio emocionales se ejercitan, nos fuimos de ese primer paso, dando un salto sin red, al final del proceso, un uso no responsable.
    Quiero decir que aunque nos armemos de guías de todo tipo, de aplicaciones que controlen hasta la respiración, no seremos eficaces.
    Pocos hacen hincapié en la que, creo, es la clave, el proceso educativo. Todos esos pasos que hay que dar para llegar a la meta. Uso apropiado y responsable y sí, también enriquecedor personalmente que para eso nos hemos embarcado en esta aventura de conectar mundos, saberes y personas.
    Pero, esta meta se desdibuja en el horizonte cuando los retos de la vida cotidiana no los usamos para desarrollar en los chicos las habilidades y competencias que le permitirán sentir que es capaz, que puede tomar sus decisiones, que tiene iniciativa, que puede reflexionar sobre la relevancia de sus actuaciones, que puede equivocarse y que estos errores serán oportunidades de aprendizaje…
    No, no creo en el control, tampoco en la prohibición. Soy maestra, educadora. Debo guiar, acompañar, crear situaciones en las que los niños puedan desarrollar sus aptitudes y también generar una actitud de respeto a si mismos, a las situaciones, y a los demás. Este es un proceso vital que no puedo «componer» por ellos, ellos deben aprender y crecer haciéndolo por si mismos, también en lo digital, que es su mundo de interacción y relación social, ya sea de ocio, ya sea de conocimiento o de aprendizaje.
    Entiendo el temor de los adultos pero este temor no se soluciona poniendo límites desde la imposición, los límites solo se respetan cuando se establecen por consenso, con la involucración y participación de quien debe observarlos.
    Por eso insisto en mis escritos, hay que trabajar la relación de los niños con el lenguaje digital (no debemos olvidarnos que es su lenguaje, el de su sociedad, el que define caminos neuronales en sus cerebros que los diferencian de los nuestros) desde edad temprana. Los procesos mentales que ponen en funcionamiento los recursos virtuales, las habilidades que ejercitan, los principios y valores humanos que suponen no pueden ni deben ser relegados a meras guías de control parental o docente.
    El control sin más solo invita a la rebeldía o a la sumisión, es seguro que nada de esto es lo que queremos para nuestros hijos y alumnos.
    Tan solo debemos enfocarnos en la presencia, la constancia y la coherencia… en la ayuda, orientación y acompañamiento de «su proceso vital», también en lo virtual.
    Un abrazo.

    • Muchas gracias Marisa por tu análisis y comentario. La vivencia de la compañía, la pedagogía de la presencia son el sentido del proceso que reclamas. Como educadores, como padres y madres, como maestros, crecemos con nuestros hijos y alumnos a la vera del camino. Las bifurcaciones digitales, precisan mucho más que unas reglas, unas normas y un control, el entorno digital precisa ser un ecosistema en el que educadores y educandos no agravamos las distancias, sino que exploramos acercamientos.

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