“Diálogos posdigitales” recoge más de una larga década de estudio y trabajo en torno a la educación y la comunicación, mediadas por la tecnología. Primero fue “Comunicación digital. Un modelo basado en el Factor R-elacional” (2016), al que siguió “La era TRIC: Factor R-elacional y Educomunicación” (2020), para llegar al que nos ocupa, que estará en las librerías el próximo mes de febrero. Estos siete últimos años de publicaciones no suponen para nosotros un término, sino una invitación que nos hacemos y os hacemos para seguir explorando los veloces y complejos cambios que produce la tecnología en todo lo que se mueve, aunque nosotros nos centremos en la comunicación y la educación.
Sirvan estas líneas como profundo agradecimiento a todos aquellos, profesorado y comunicadores, que sois parte de esta investigación en marcha, tanto aquellos que sois del grupo de investigación GICID como otros muchos que colaboráis con nosotros en la construcción de este modelo educativo y comunicativo, las TRIC (Tecnologías de la Relación, Información y Comunicación), que es una alternativa desde la necesaria superación de la visión instrumentalista y conductista de las TIC.
Definimos el Factor R-elacional como el eje que conecta los usos, consumos e interacciones que se producen en las redes, tanto psicosociales como sinápticas, con una visión positiva y holística, que abarca las tres dimensiones del ser humano (cognitiva, emocional y social), que desde el desarrollo comunitario contempla todos los agentes mediadores en un triple entorno (individual, social y ambiental). El Factor R-elacional contiene una doble perspectiva. La R competencial, basada en la capacidad de crear y mantener vínculos sociales, que apoyen la identidad, la sexualidad y la intimidad. Y la R de riesgos, derivados de un uso indebido, del abuso o de posibles dependencias. Este Factor permite la conversión de las TIC en TRIC, desde otro modelo educomunicativo.
Cuando estábamos escribiendo las últimas líneas de este libro nos encontramos con unos tiempos de pospandemia. La Covid-19 condujo a un confinamiento y a una revisión de nuestras prácticas educativas, señalando crudamente muchas de las carencias comunicativas. En la mayoría de los casos la urgencia volvió, una vez más a sobredimensionar la tecnología, quedando desplazados los dos pilares de cualquier educación, el profesor y el alumno. Los autores de este libro somos optimistas de cara al futuro, en lo que hemos llamado era TRIC, que a diferencia de la era TIC, donde los avances tecnológicos protagonizaban el centro de atención, el foco se ha trasladado a los usuarios de esas tecnologías y las relaciones que establecen entre los propios usuarios y el entorno tecnológico.
El prólogo de Nacho Guadix, responsable de educación y derechos digitales de la infancia en UNICEF España, conecta los derechos de la infancia en el escenario digital que nos envuelve con el Factor Relacional, como espacio para la participación. Su reflexión destaca la inmersión en el mundo digital que produjo la pandemia, con sus luces y sus inquietantes sombras. Como señala el prologuista “esta obra no es solo una lúcida disección de un paradigma comunicativo gobernado por la convivencia y las emociones, se trata de una apuesta por el avance social reconociendo la naturaleza de la ciudadanía que corresponde a niños, niñas y adolescentes”.
Avanzadas ya las páginas del prólogo, conforme avancemos la lectura observaremos que las páginas siguientes invitan a un viaje impresionista, pero no porque esté centrado en las impresiones, sino porque los capítulos se visitan unos a otros, acompañando una lectura intensa en sus asociaciones. Empezamos con una analogía biológica acercándonos al mundo de las arañas, hormigas y abejas para continuar su viaje por el valor de las emociones sociales, para terminar con la descripción de lo que podemos denominar los consumos líquidos (ya gaseosos), superando incluso la feliz expresión de Bauman. El capítulo cuarto desarrolla el ámbito de las nuevas lecturas y las nuevas pantallas, así como los ritos y protocolos necesarios para la escritura digital, muy acordes con los retos que encienden el nuevo periodismo.
Después de esta primera parte, pasamos a la segunda que inicia el capítulo cinco, que sirve de conexión con el Factor R-elacional, donde se explica las TRIC para entender el discurso desde el cual se asienta este libro, que también es una cristalización del modelo que propone superar el paradigma instrumental de las TIC. El capítulo seis expone un modelo que sustancia la educomunicación en la convergencia de tres áreas académicas tradicionalmente separadas en España: educación, salud y comunicación. Así nos encontramos con las habilidades para la vida, propuestas por la OMS, que constituyen el norte de las destrezas psicosociales. El capítulo siete concreta su espacio etario de análisis en la adolescencia y juventud con el objetivo de recoger el potencial creativo de estas edades y valorar las armonías y disonancias con la mediación tecnológica. El octavo capítulo, se centra en los contenidos saludables. Describimos el complejo universo de los consumos y de los usos, también de los abusos, así como la necesidad de establecer una dieta que abarque la integridad del individuo en el ecosistema digital.
Finalmente desarrollamos el Factor Relacional como valor de transferencia para mejorar la sociedad. Los diálogos posdigitales son un desafío y una necesidad para redimensionar el factor humano atendiendo a las complejas y contradictorias relaciones entre la máquina y la mente.