Zittrain, codirector del Centro para internet y la Sociedad de Harvard, escribió hace tres años El futuro de internet, y cómo pararlo. Señala como la aparición de múltiples aplicaciones, las plataformas de pago y la tendencia a la centralización ponen en peligro la horizontalidad de la Red.
Señala Pisani que “aunque suele ser más fácil dominar los aparatos para usos específicos, que pueden ser más seguros y efectivos. El vendedor tiene más control cuando usamos aparatos cerrados “con correa” (tethered, en inglés). Los peligros, sin embargo, no desaparecen: provienen de las empresas que actúan por su cuenta (como la censura de Apple sobre los contenidos de iTunes) y “de las previsibles intervenciones por los reguladores ” que, a su vez, modifica “la forma cómo la gente los usa”.
Pensamos que al adquirir un objeto somos propietarios, y no entendemos como aún así,estos objetos pueden ser controlados por el vendedor. Véase, la destrucción de la versión electrónica de la novela 1984 de George Orwell, eliminada por Amazon de los Kindle de sus clientes sin previo aviso.
Observamos la prosaica realidad como señala la vigilanta cuando las compañías deben de tener por ahí una base de datos que contiene toda esa información, es decir: la ubicación de nuestro teléfono (y por ende, la nuestra) en todo momento. Pero se nos antoja simple información almacenada “por ahí” y con la que no se puede hacer gran cosas: ¿quién se va a tomar la molestia de vigilarme? Male.Spitz un político alemán (partido verde), decidió investigar un poco este asunto. Ejerciendo su derecho de acceso a un fichero con sus datos personales, el de Deutsche Telekom, obtuvo un listado con todos sus movimientos durante 6 meses. Más de 35.000 coordenadas espacio-temporales.
Ya hemos tomado estas cuestiones en otros momentos El presente de internet es algo más que un bálsamo digital. Se trata de un universo binario, con luces y sombras, y pocas certezas.
Sobre el Big Brother watching all us, sólo 3 ejemplos recientes publicados en los periódicos:
1) Facebook (500 millones de usuarios en el mundo, el tercer “país” del cibermundo en población como dice Roberto Aparici en uno de sus libros) ha permitido durante años que anunciantes y empresas asociadas a aplicaciones para la red social tuvieran acceso a información privada de los usuarios de la plataforma. El software que instalaba el usuario en su Facebook para jugar, hacer compras u otras gestiones ofrecía a anunciantes y terceras empresas una puerta de entrada secundaria a la cuenta personal.
Ese vía alternativa de acceso se creó para garantizar un acceso de repuesto a la aplicación en caso de que el principal fallara. Y, ¡ 7,5 millones de usuarios de Facebook tienen menos de 13 años!
2)Los teléfonos inteligentes saben dónde estamos en cada momento, guardan esos datos y transmiten la información a gigantescos bancos de datos. Espías que registran cada uno de nuestros movimientos. ¿Qué hacen los gigantes de internet con la ingente colección de huellas que dejamos a nuestro paso por el ciberespacio? Datos «sensibles», una mina de oro para la publicidad y las promociones personalizadas.
3) Las cookies son un chivato infalible: permiten conocer las páginas a las que accede un usuario y desbrozar así sus gustos. Los datos personales son tratados con una finalidad bien clara: proporcionarle publicidad basada en el comportamiento de la navegación (behavioural advertising) sirven para rastrear las páginas por dónde ha navegado el usuario y así ofrecerle publicidad a su medida. Pero afortunadamente Firefox 4, gracias a Creative Commons anula automáticamente es “seguimiento”…
¡podemos no ser tan visibles!
Lo que comentas ejemplifica la subasta de nuestra privacidad, y en cierto modo, inspiró este sitio “habitaciones de cristal”.