El visionado de Black Mirror me arranca horas del sueño. Además de inquietante, es provocador. Admite muchas lecturas e interpretaciones, es uno de sus méritos, y tolera la esperanza (véase desde la metáfora del implante).
Los cinco primeros minutos del primer capítulo son explícitos: una llamada despierta al Primer Ministro británico. Alguien ha secuestrado a la princesa (pongamos el nombre que queramos “la del pueblo”, aunque allá el imaginario está en Lady Di). La princesa aparece en un vídeo atada a una silla rogando por su vida y leyendo un manifiesto del secuestrador. Sólo existe una petición para soltarla: el Primer Ministro debe aparecer a las 4 de la tarde en todas las cadenas de televisión del mundo, en directo, practicando sexo con un cerdo.
Los dos capítulos siguientes, en un ambiente futurista, pero con contundentes analogías del hoy y ahora, la narración revolotea por la virtualidad, desde un engranaje febril en el que la naturaleza humana se ha vaciado. El tercer capítulo, corta el aliento desde el momento en el que el implante se coloca en el “alma” de Paul, con una excelente interpretación de Jimi Mistry. En la última parte de la trilogía, las personas pueden grabar toda su vida en vídeo desde sus propios ojos. Es más, pueden recuperar cualquier escena en cualquier momento, revivirla o comentarla con sus amigos. El implante, metáfora de la memoria, también mantiene su ambigüedad, del mismo modo que la contiene la naturaleza tecnológica, creada por el hombre, pero que transforma a su creador.
Son muchas las huellas presentes en esta narración, desde el panóptico de Orvell, hasta el soma de Huxley, pasando por Ubik de P. Dick “la realidad es aquello que cuando dejas de creer en ella, no desaparece”.
De las muchas lecturas que palpitan en este relato, me centraré en el ámbito de las relaciones humanas que anulan y provocan; visibilizan y ocultan; potencian y castran; mantienen y mutan los escenarios mediados por la tecnología. Con otro tono, en “yo no tengo un iphone”, se describen cientos de detalles, que la patina del humor desliza con más amabilidad el contundente discurso de Black Mirror.
Aquellos que estamos en las fronteras de la comunicación y la educación, de la presencialidad y la virtualidad, nos encontramos como Teseo en el laberinto buscando el sentido en el caos, también andando en tierras pantanosas, como sugiere Rivière “una vez dentro del circuito, y esto es lo singular del fenómeno, todo es, se vuelve virtual: desde los políticos hasta las víctimas del Zaire, pasando por los ídolos juveniles, los presentadores de televisión y la gente del pueblo que desnuda sus sentimientos en un talk show”, para añadir más adelante “el reinado de lo virtual abarca todos los órdenes de la vida, ¿hasta convertir en innecesaria y superficial la vida real?
No hay que marcharse muy lejos para comprobar la certeza de estas palabras. Una noticia, la actualidad, es efímera y leve, lo que interesa es su mantenimiento en un tótem permanente y en un tiempo indefinido. Y esto siempre se logra con un buen espectáculo. Lo ejemplifican El show de Truman, y de un modo más sutil y brutal The Player de R. Altman.
La fenomenología de las pantallas son un territorio para la gratificación sensorial, una peli, un spot, una serie, videojuego, conversaciones online… “el nuevo capitalismo no busca avasallar sino hacer amigos, no pretende ser encantador… Su mayor facultad no es vencer, sino vender” (V.Verdú). Ya dijo Bill Gates antes de retirarse que nuestros salones (antes llamados cuarto de estar, luego cuarto de ver, ahora un rincón más del entorno multipantallas doméstico) serían grandes supermercados.
El espacio doméstico reúne un conjunto de rincones de ver y jugar en nuestro propio hogar. El espacio público será el compartido con la familia, ubicado no siempre en el cuarto de estar o comedor. El espacio privado se encuentra acotado en el dormitorio de cada miembro. El público está controlado, los adultos saben, más o menos, cuando encienden el televisor o se conectan sus hijos. El espacio privado escapa al control, porque existe una puerta que separa lo público de lo privado, pero lo privado se convierten en global a través de la pantalla, por eso hablamos de habitaciones de cristal.
El entorno multipantallas teje una red social con intensa espesura. Las interacciones online, con mucha frecuencia complementarias al offline, como demuestra la investigación que estamos finalizando, cataliza una comunidad con una comunicación fragmentada, nerviosa, multidimensional, lúdica. Distante físicamente, cercana emotivamente; inmediata, gratificante. El tiempo que hasta ahora conformaba y asignaba sentido a la relación, ha mutado en los escenarios mediados por la tecnología, ha descentrado la interacción, multiplicado las direcciones, y generado un “aquí-y-ahora” continuo. Los sociólogos hablan de campo cultivado para las transferencias y propicio para que determinados usos y consumos de Internet favorezcan compulsivamente las proyecciones/identificaciones del usuario, de modo más intenso al que produce el relato o visionado de una peli.
Recientemente, gurús de la virtualidad como Sherry Turckle también alertan de diferentes riesgos. El denominado factor R (Relación) , se mueve en una doble dimensión. Genera un entorno ambiental relacional en todas y cada una de las “presencias” en la virtualidad, y entreteje una red de interacciones que construye un nuevo cuerpo sin materia, y un nuevo tiempo en la dictadura de la sincronía. Este factor, nace y crece del manantial emotivo. Cada clic, cada instante fugaz será efímero en la medida en que carezca de emoción, será permeable si existe vinculación o afinidad, tal y como ha desarrollado Gee.
Estos campos de afinidad se convierten en una plataforma y una excelente tentación, para que educadores y comunicadores despleguemos fantasía y concreción en torno a los espacios colaborativos. Así como en el ocio digital se producen de modo espontáneo y natural; en los espacios formales, hay que generarlos, pero no desde el discurso TIC, ya descrito en otros comentarios.
Interactividad, simulación, inmersión, hipervículos, multimedia, son cualidades de la Red que aportan atractivos beneficios, pero una ética para esta nueva convivencia está todavía sin escribir. Ética y dieta son indicadores que marquen el norte de esta cultura. Para lo segundo ya organizamos unas jornadas que obtuvieron como resultado la publicación Psicopedagogía y nutrición, disponible para todos.
El año pasado, coordinamos M.Lourdes de Torres Auded, enfermera y nutricionista y un servidor la publicación Psiconutrición del menor. Nutrición, psicopedagogía y pantallas sanas. Con una visión positiva e integradora más de cincuenta expertos nutricionistas, comunicadores, médicos, psicólogos, pedagogos, escritores ofrecen sus conocimientos para hacer una convivencia más saludable en el entorno multipantallas.
Un placer José Antonio, como siempre leer tu post. Cada párrafo es una nueve fuente de reflexión, disfruto «saboreando» toda la profundidad de lo quieres comunicar y cierto es que cada vez que lo releo encuentro nuevos matices. La realidad va más rápida que la percepción y la concienciación de la misma, aún teniendo «gurús» y » profetas digitales» que en sus obras nos van dando pinceladas de un futuro ya presente y en poco pasado. Si Julio Verne viviese ahora o Leonardo da Vinci, asusta pensar los argumentos de sus libros o los inventos de su inteligencia… Gracias por generar curiosidad y sobre todo remover el cerebro, la inquietud de saber y aprender cada vez más…
Gracias, Mabel, por tus comentarios. Los que estamos en estas fronteras (comunicación/educación) vivimos con cierta placentera ansiedad. Por un lado, siempre llegamos con la lengua fuera, porque la actualidad comunicativa va por delante; pero por otro, el trato directo y cercano con los jóvenes nos mantiene inquietos y despiertos, el cerebro es ilimitadamente plástico.
Thank you, it has the direction of unload in insomnia.
Leer este post contribuye a mitigar un poco esa «sed de más» que me ha dejado el visionado de Black Mirror. Muchas gracias, también de parte de mi pareja muy aficionada a la series y que la noche después de verla me decía que no iba a dormirse tranquila de lo mucho que la había gustado. Son tantos las cuestiones que evoca que complace ver aquí referenciadas la mayoría de ellas. Sospecho que vamos a retornar a estos tres episodios como fuente y lugar común de debate. Muchos de los asuntos que hemos tratado en relación a la educomunicación digital quedan reflejados en la serie y este post. Es fantástico como la fuerza narrativa del cine (para Tv en este caso) contribuye a soldificar los conocimientos académicos. Identidad y reputación digital, privacidad, publicidad, memoria, organización social, transformación en relaciones humanas y sociales por la tecnología, multipantallas, caos, etc…todo y más está en Black Mirror. La serie es buena y tiene una factura impecable y encima habla de lo que nos interesa y gusta. ¡Qué suerte hemos tenido!. ¿Seguirá nuestra buena estrella con los capítulos venideros? 🙂
Leyéndote me pregunto solo si la emotividad no es también fundamental en una comunicación no mediada por las pantallas. ¿es es este caso un factor más importante? La comunicación se multiplica en todas las direcciones pero ¿está fragmentada más que si las pantallas no estuvieran por en medio? y sobre todo, ¿para quién?
Como educadora veo que virtualmente la comunicación fluye y se expande (R = interacción) entre los invididuos como en una sinapsis cerebral, creándose conexiones (R= conexión) entre los nodos-usuarios basadas en intereses comunes, en emociones comunes. Para esos usuarios la comunicación es completa. Cada uno sigue sus propios intereses, encuentra a otros que los comparten y así se van creando relaciones (R = reciprocidad) emotivas (R = lúdico) entre nodos. El nodo-usuario que varece de esos intereses, no sigue en la conversación, pero no importa, ya que le surgirá otra sinapsis con otro nodo…
Naturalmente visto desde el exterior, puede parecer que en su globalidad la comunicación está fragmentada ya que quien se encuentra en un panóptico virtual no «vigila» espacios cerrados como una cárcel o un manicomio, sino espacios abiertos que pueden expandirse hasta el infinito, dependiendo de la creatividad del nodo que se encuentre dentro. Yo creo que cada celda puede dar lugar a laberintos infinitos, pero también creo que cada uno de los nodos-usuarios al interno de ese espacio de comunicación será capaz, o si se prefiere, es capaz de tejer su propio hilo para moverse al interno y no ser devorado ni por la globalidad de la comunicación ni por la posible saturación de información. Y si no fuese capaz somos los docentes los que debemos proporcionar estrategias (R = competencia) para sortear esos riesgos.
En este escenario comunicativo, lo inquietante de Black Mirrow es la predicción de que pueda existir un poder capaz de vigilar esos espacios infinitos de relaciones «que abarcan las tres dimensiones del sujeto (cognitiva, emotiva y social).
Elisa me encanta tu intervención. Intentaré ser breve y conciso en relación a 2 cuestiones que expones.
(1)Efectivamente la emotividad es central en las relaciones humanas, sin duda, antes siquiera que existiera la primera interacción pantalla mediante. Por eso nos interesan ahora los trabajos que abordan este perspectiva desde la filosofía, la neurociencia, la psicología, la sociología o la mercadotecnia. (2)Vivimos una época en la que el potencial de desarrollo individual se ha multiplicado exponencialmente. Las posibilidades para el sujeto individual están ahí, esos nodos y laberintos infinitos de los que hablabas son. (¿potenciados por las redes?). Pero paradójicamente al mismo tiempo, y a un nivel macro-social, existen fuertes tendencias que determinan ese desarrollo.
Desde mi punto de vista limitándolo (¿limitados por las redes?).
Entiendo que esto último no pasa de ser una opinión, cada uno habrá de posicionarse respecto a dicho orden cosas y hacer sus consideraciones. Pero ofrecer las claves de la forma más honesta, abierta y precisa posible es donde creo que los educadores debemos jugar la partida.
Emocionalmente estoy enredada a vuestras aportaciones compañeros, y como sigáis así voy a convertirme en fan…que no fanática.
Retomando la serie , yo me cuestiono precisamente desde el contexto que la misma presenta en el capítulo 2. Imaginad por un momento la opción de quitar el sonido y ver solo las imágenes que se van sucediendo en la historia. Los tiempos de silencio, ya por si en la historia son abundantes. La interacción queda limitada a persona y pantalla. Cada pantalla es un reflejo de los intereses del sujeto que tiene delante ( escenas sala de bicicletas), no todas las pantallas son iguales y curiosamente las pantallas son el impulso emocional para ejercitar la voluntad ( conseguir más méritos). Las emociones vienen mediatizadas por los intereses que van dinamizando la voluntad. Interacción, sujeto y pantalla y en escasas ocasiones sujeto, sujeto. Hay ciertos guiños, ciertas miradas entre los protagonistas de la sala pero estos no crean comunicación.
Siguiendo con el análisis de los espacios, momento comedor, momento baño, nos permiten disfrutar de la interacción sujeto-sujeto, aquí es donde afloran las emociones ( aceptación, rechazo, motivación) pero el curso de las mismas queda fragmentado por la vuelta a la celda de pantallas. ES muy significativo como el protagonista intenta romper el espacio de su celda cuando quiere rebelarse y manifestar su rabia ante la conducta de la compañera que asume el rol que el programa hot shot le define. Está atrapado físicamente y es precisamente un trozo de lo que le esclaviza ( la pantalla) el que se convertirá en medio y totem ( escena final del trozo de espejo guardado en la caja) para «liberarse», que no librarse del uso de la pantalla como medio.
Otro espacio a analizar, el » coliseo digital» de avatares en el programa metáfora de FActor X u otros shows realities. ¿ Hay interacciones? Hay expresiones que reflejan los sentimientos de individuos encerrados en sus celdas de cristal. Seguiré pensando que el mismo » borreguismo» y perdón a las ovejas, que se fomentó en la cultura romana, se perfila en el espacio virtual presentado..¿sucede esto en nuestros espacios de comunicación en red?. Me gusta, no me gusta ( dedo arriba, dedo abajo curioso que anoche en el programa número 1 de Antena 3, utilizaban el mismo índice para valorar a los participantes…). ¿Audiencias interactivas? o ¿ interaudiencias ( individualidades) intractivas( dentro de mi yo y en mi)?.
Demasiadas palabras y tal vez no he expresado correctamente lo que mi pensamiento si tiene claro, tal vez falta nitidez pero las imágenes de la serie aportan un reflejo de un contexto no tan lejano a nuestra realidad actual y que en la sombra o tal vez en la luz se manifiesta en espacios de videojuegos, programas de entretenimiento, dibujos animados infantiles ( código Lyoko) y demás…. ¿el poder de los Medios?.
Para otro momento queda el capítulo 3, ese grano implantado tan poderoso, es un reto a la voluntad de saber o seguir en la ignorancia…ese de poder de replay biográfico es un riesgo sin una educación de las emociones, los filtros y las voluntades.
Como bien estáis indicando la serie abre una serie de interrogantes que afectan a la propia identidad personal y social y sugiera un bucle de círculos que se expanden en su roce y se contraen en su núcleo. Miramos (memoria), somos mirados (memoria). Berkeley decía que «ser, es ser visto». La metáfora del implante es enormemente significativa. ¿Será que los adultos y/o educadores tenemos un implante diferente al que tienen nuestros alumn@s?
¿Y qué me decís de la estratificación social definida y representada en el Episodio II? (inspirada en «1984», en «Un mundo feliz» y en la sociedad de clases actual). En el peldaño superior hay un señuelo, Selma, que no existe, es un ser virtual, representa el arquetipo del triunfador, el «american dream»… La verdadera cúspide la ocupan quien se sirven de esa «zanahoria» para guiar al «burro». Los 3 jueces (Fe, Esperanza y Caridad) que deciden a su antojo quienes acceden quienes acceden a un nivel «superior». ¿Quién escalará pues al siguiente nivel): «El que pasa por el aro» -previo trago del soma (refresco Obediencia)- que a la postre se demuestra un mero accesorio, ni siquiera fundamental, para complementar el poder absorvente de la propia estructura. Los que ocuparán este nivel, serán afortunadas estrellas mediáticas que cuentan con el beneficio de los jueces para ejercer de altavoces del sistema en sus canales de comunicación. Tienen habitaciones más grandes pero están aún más sólos. Más abajo está la base del sistema. Viven para generar energía pedaleando sobre sus bicicletas, soñando con dar el salto al siguiente nivel, soñando con ser Selma, jugando el papel de receptores de contenidos y publicidad pero sin apenas comunicarse entre ellos. Escogen un avatar y son representados también virtualmente en el escenario en que les hace creer que se juega la partida. Finalmente, en el último escalón, encontramos a los hombres de amarillo conformándose con reciclar la basura de los ciclistas. No tienen aspiraciones ni posibilidades. Son invisibles, ellos no cuentan, para ellos no hay Fe, ni Esperanza, ni Caridad. Simplemente son un reflejo que a veces molesta en la pantalla del show. Representan el miedo, su papel es recordarte que si dejas de pedalear acabarás como ellos.
Alex estupendo simil…George Orwell…profeta digital;-)
Compañeros, Alex, Elisa , Maribel y por supuesto Jose Antonio, definitivamente esta fue una gran serie , y sus comentarios más el post de Jose Antonio amplian más nuestra visión sobre la misma y nos permite ver la conexión con los PRINCIPIOS DE COMUNICACIÓN DIGITAL .
No podía parar de ver la serie, estaba totalmente concentrada y sorprendida de la intriga que nos estaba generando desde la parte 1 con la pregunta de Jose Antonio en las redes, sobre fábula, analogía, retrato, o diagnóstico? quería llegar a una conclusión, pero los datos que se movían en la serie me dejaban totalmente aferrada a seguir, 9minutos solo faltaron para difundir a gran velocidad un cambio, podía resultar un DIAGNÓSTICO, ? pensé. Si las redes diagnostican que todo se sabrá una vez este en la nube, bueno y porque no una analogía?…que tal como nos puso a pensar, pero lo mejor llegaba con la parte dos, ¿cómo interpretar los avatares? pero que era un avatar? como lo podía identificar en la serie, ? e inicia una cantidad de análisis alrededor de esto, cuando llegó a la conclusión de ver en la serie un número de avatares sorprendentes, la persona que se hace pasar por una gran actiz, la asesora del Ministro, quienes ven la televisión aferrados a la intriga, todos estaban tratando de comunicar algo, de mostrar su punto de vista así no lo expresaran.
Y seguían los números , las estadísticas, 5 horas y 18 millones de personas, como podía parar de verlo?. Por último la parte 3 nos habla de un IMPLANTE, yo creería que aqui nos muestra que en la comunicación las opiniones varian de un momento a otro solo por una situación que se puede salir de las manos, ahora el 86% de las personas querían que el Ministro cumpliera y nos preguntamos por qué cambiaron de parecer? pues si los medios , afectan el entorno #educomunicativo.
Y para concluir quisiera dejar mi aporte de la parte 4, y en este apartado estoy de acuerdo con Maribel, vemos como solo con las miradas nos decían todo, bastaba un gesto para saber que pasaba, se queda todo en silencio y nuestra imaginación vuela…ahora dejemos volar nuestra imaginación en la EDUCACIÓN y presentemos a nuestros estudiantes nuevas maneras de ver el aprendizaje, de conocer y aprovechar las oportunidades que existen en la red, pero no olvidemos que toda acción conlleva a un análisis DOFA, y conectemos e interactuemos convirtiendo esas amenazas en oportunidades.
Bea, qué bien has descrito la inmersión en una narración. Y eso es la serie. Y eso debería ser la educación (en mi opinión) . Gracias por tus comentarios.
If you mean the series, I suggest you see it, there are many interpretations.
Hace unos días ví que se iba a realizar una segunda temporada de «Black Mirror» (enlace del 1º teaser de la segunda temporada http://www.youtube.com/watchfeature=player_embedded&v=ke5AKVtvkdc) y no os voy a engañar, sentí un poco de intranquilidad sobre lo que nos podía mostrar Charlie Brooker, su creador, en esta segunda temporada. Intranquilidad no quiere decir que sea, ni mucho menos, algo negativo, sino que diría necesaria.
Intranquilidad y a la vez ganas para ver como en esta 2º temporada este tejido enredado con la tecnología, caos y aterradora (qué tampoco quiere decir algo negativo) actualidad es mostrado a los espectadores para ver sus múltiples lecturas.
Sobre la primera temporada decir que tuve la caótica suerte de verla en un orden alterado pero aun así, con una excelente crónica por parte de José Antonio, pude ver que tiene mucha razón aunque esté pintada con tintes tecnológicos y futuristas.
Para terminar decir que cada día estoy más de acuerdo, y en la serie se muestra bastante, en mostrar el #factorR de las TIC.
Un saludo, Juanjo.
Ya has podido ver, Juanjo. Que seguimos desarrollando el FactorR-elacional, entre muchas personas preocupadas por aprovechar el potencial que ofrece la convergencia mediática en general, y las prácticas culturales digitales en particular. Todavía es muy grande el espejo retrovisor con el que funcionan los parámetros instrumentalistas y verticales de la formación. Os agradezco vuestra colaboración y vuestras ideas para enriquecer nuestro debate.
[…] – Gabelas, J.A.: Humanizar la tecnología. En Educar en Comunicación […]
[…] y desde el máster, en concreto, en la asignatura de Principios de la Comunicación Digital, nos hablaron de una miniserie, denominada Black […]
[…] eso desde TRICLab apostamos por dar un paso más allá y humanizar la tecnología introduciendo lo que denominamos Factor Relacional e InteRmetodología. Esto es, crear espacios de […]