Lectura impresa versus lectura digital

Habitaciones de Cristal tiene el gusto de contar con Valeria Levratto, una investigadora que se ha sumergido y ha profundizado en la lectura digital. En otro momento habló de arquilectu@. Digámoslo claro, no podemos aplicar los cánones de la lectura y escritura impresa al ejercicio de lecto-escritura en la web. No se trata de afirmar que ahora se lee menos y peor que antes, se lee y escribe de modo diferente. Así como nuestras prácticas culturales, modelos de convivencia, vida laboral, doméstica y personal han cambiado; el modo de pensar, aprender, leer y escribir, también lo han hecho. ¿Y si como hizo Alicia en el País de las Maravillas, hacemos con la Web lo que ella hizo con el Conejo Blanco, o la Oruga Azul, o el mismo gato de Cheshire?

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Imagen “Laberinto de libros en Londres” de MarietaEstateQuieta

“Entre el “pasado imperfecto” y el “futuro simple” está el germen de un “presente continuo” que puede gestar un futuro complejo: o sea, nuevas maneras de dar sentido (democrático y pleno) a los verbos “leer” y “escribir” Que así sea, aunque la conjunción no lo permita”. Ferreiro, 2001

¿Desplazará la lectura digital a la lectura del texto impreso?

Seguimos con los ojos abiertos y las alertas sociales encendidas sobre el tema de la “lectura digital”. Se escribe tanto, y se opina mucho más, nada extraño con un tema de tanta actualidad.

La verdad es que después de casarme académicamente con la lectura digital para mi Tesis Doctoral ,lo que más he echado de menos, en el camino, han sido unas investigaciones científicas y profundas sobre el tema. Hay mucha opinión, relevante y argumentada que, sin duda, es clave para definir el escenario lector digital pero, en ciencias sociales y en tema como éstos nos fiamos muchas veces del instinto o del universo que nos rodea ¿Y la comprobación empírica de la realidad?

Mi instinto y profesión me decían que los niños y las niñas de la era digital eran e-reader en potencial. Mis comprobaciones en el campo me enseñaron que algunas realidades, por lo menos, no podrían estar más alejadas de eso. Descubrí que el desconocimiento e incompetencia son tan grandes, en muchos casos, que la lectura en papel muy a menudo es lo “más fácil”.

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No obstante, cuando los medios de comunicación nos ofrecen artículos donde las opiniones están contrastadas con pruebas empíricas nos surgen dudas, porque los resultados son alarmantes. En el artículo publicado en El País, el pasado mes de mayo: “Recuerdas cuando leíamos de corrido”, nos informan sobre distintos trabajos de campo que asustan sobre los efectos devastadores de la lectura digital ya que “está cortocircuitando nuestro cerebro hasta el punto de dificultar la lectura profunda, crítica y analítica”(Maryanne Wold, Universidad de Tufts, EEUU) y porque “como sociedad, estamos perdiendo la capacidad de formular ideas profundas y complejas (Andrew Dillon, Universidad de Austin, Texas). Estas afirmaciones constituyen el panorama donde mejor encaja la llamada contra el colonialismo digital ,del escritor italiano Casati (2013) que sostiene que “la lectura ha sido robada y hay que volver a conquistarla”.

Excelente, no perdamos la lectura analítica. Sigamos construyendo nuestra capacidad de argumentar y estructurar las ideas gracias a un bagaje cultural sólido que también se alimenta de los libros y manteniendo viva nuestra creatividad hacia unos pensamientos múltiples y complejos.

No obstante, reconozcamos -y la realidad nos da las pruebas- de que ha llegado el momento que se produzca un desplazamiento de jerarquía y autoridad, en la línea de lo planteado por R. Barthes, U. Eco, o M Foucault. El problema principal es que las estructuras cerradas y jerárquicas imponen un orden; catalogan y clasifican. Invitan a un dentro y a un afuera. Y si pensamos en nuestra querida lectura (y escritura) digital observamos que en ella las jerarquías, el centro, y los márgenes han cambiado o desaparecido.

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Imagen “Oscurantismo digital” del blog y Bitácora de artista

En el escenario político español hemos asistido recientemente a un cambio generado , entre otras razones, por la capacidad de la ciudadanía de empoderarse con la lecto-escritura digital.

Las redes sociales se presentan como uno de los mejores medidores sociales emocionales para conocer el pensamiento de las subjetividades y para escuchar la conciencia colectiva. ¿Podemos permitirnos el no saber escribir y leer en sus espacios? ¿Ser analfabetos digitales?

Como nos recuerda Manuel Castells, en una de sus últimas entrevistasel estado nación ha cedido el paso al estado-red, a una redes de estados, a un conjunto de nodos y sus interacciones, donde las redes se gestionan y combaten con redes (los nuevos movimientos sociales, y relaciones entre lo que pasa en la sociedad y lo que pasa en el estado). Deducimos, por lo tanto, que hay que conocer e interpretar los lenguajes de las redes para no quedar aislados.

 La pregunta es inevitable, formulada desde el miedo ante los cambios: ¿Desplazará la lectura digital a la lectura del texto impreso? Se respondería con otra pregunta, ahora que podemos elegir ¿por qué no adoptamos ambas lecturas?

Los booktubers, ya lo tienen claro

Bueno, sigamos investigando.

Valeria Levratto

José Antonio Gabelas
José Antonio Gabelas-Barroso. Profesor titular de la Universidad de Zaragoza. Creador del Factor Relacional y las TRIC (Tecnologías de la Relación, Información y Comunicación).

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