¡Vaya!, otra vez nos has salido con una de las tuyas, Javier (Alacrán), y nos dejas. Pero es evidente que ésto no podía ser así. Estarás siempre revoloteando por encima de nuestros pensamientos, nunca molestando, como si fueses la música de nuestro
admirado Bill Evans. Sí, serás como su música que embarga y emociona sin palabras, que nos acompañará más allá de nuestros pesares. Nos seguirás en las
próximas aventuras de la Cofradía.
Escribimos esta breve crónica sobre un último y definitivo viaje, el del amigo perdido. Un pasado que es presente, porque es un homenaje. Un presente que es futuro porque describe la celebración del que hubiera sido su próximo cumpleaños.
Era el día del cumpleaños de Javier, el amigo que se había marchado la noche de Navidad. Se sentaron en la mesa, comenzaron las conversaciones. Tres décadas alimentaron cada palabra, cada anécdota, cada recuerdo. La amistad que comenzó jugando al tenis de mesa, cuajó en cientos de momentos, muchos de ellos calados por la noche y fecundados por las cenas.
A lo largo de los tres últimos meses, la casa de los amigos fue el hospital. Nos convocaba la amistad que tanto había cultivado. Su larga enfermedad y muerte han sido motivo para nuestro agradecimiento.
El cáncer se lo llevó pero su vida nos ha dejado su generosidad y sus atenciones, siempre dispuesto, y con el detalle que lo caracterizaba.
Hemos querido rendirle este homenaje aquí: en el no espacio y no tiempo porque era el “lugar” que le gustaba, el que habitó durante muchas horas Y aquí recordamos su cine, sus novelas, su jazz, sus fantasías y nuestras realidades, hoy y siempre.
Este post conecta con Anaximandro, otro de los amigos, que le rinde otro homenaje que nos une y emociona.
Y seguimos con las palabras de Raúl: “A ti Javier… que fuiste mi amigo siempre fiel, el hermano mayor que nunca he tenido y el padre protector que perdí.
A ti Javier… que me enseñaste las maravillas del whisky de malta, me descubriste el jazz, me enseñaste a leer de otra forma y el significado de la amistad.
Nunca te podré olvidar porque formas parte de mi ser. Me diste sin recibir… y ahora que te has ido comprendo que aunque ya no estás me has dejado en herencia lo mejor de ti: a tus amigos! a nuestra Cofradía!”
Hemos tomado el título del comentario de nuestro querido amigo Agustín García Matilla. Firmado: La Cofradía: Antonio (Tercer Hombre), Raúl y José Antonio (El Espectro). Los tres en estos momentos, a los que las palabras abandonan.
Me uno en un abrazo emocionado a los tres miembros de la Cofradía en este homenaje al amigo eterno.
Carlos.
CELEBRAR LA AMISTAD ES MATAR A LA MUERTE
He entrado en este blog de José Antonio tras recibir este correo del 1 de enero de 2013, en el que nos comunica la muerte de Javier (Alacrán). Sabíamos desde hace tiempo de la existencia de la cofradía, de sus veladas gastronómicas y de la pasión de sus miembros por el jazz y otras afnidades que refuerzan la amistad de sus integrantes.
Gracias, José Antonio, por la invitación a leer este bello alegato en favor de la amistad. La amistad es un seguro de vida en el viaje que nos ayuda a mantener alejada a la parca. Si el final del viaje es la muerte, no nos importa dilatar la fecha de llegada a Itaca. En este caso, el texto de José Antono es una demostración más de que la balsa de la amistad es capaz de secuestrar de la barca de Caronte a los mejores amigos.
Esa balsa es la memoria viva que vence al olvido y nos perpetúa en el amor y el apego que la AMISTAD ofrece. Ese sentimiento nos debería ayudar a pervivir ante cualquier angustia. Hoy todos los amigos de José Antonio nos sentimos de la misma cofradía y recuperamos a Javier a través de ese flujo maravilloso que nos une a vosotros. Pensemos que celebrar la amistad es matar a la muerte.
Agustín
Gracias Agustín, por tu cercanía, presencia y palabras. Tomo con tu permiso el título de tu mensaje para el propio post. Expresas con lucidez e inmediatez todas y cada una de las líneas de nuestro post-homenaje al amigo.