Empiezo con este vídeo, recogido de una de las aportaciones de uno de los foros de redes sociales en los que me encuentro: redes sociales en educación. Sugerente el concepto de “espigador” en la construcción de identidades. Esta construcción es una acción lúdica muy frecuente en nuestras rutinas, también en las diferentes redes sociales.
En mi opinión, integrar las redes sociales en la escuela supone un cambio de chip importante. No se trata sólo de introducir una novedad tecnológica, en línea con muchas de las iniciativas institucionales al estilo de escuela 2.0., como ya hemos indicado en brecha digital y otros momentos de este espacio. Se trata de un cambio de modelo educativo en nuestro “aquí y ahora” escolar, de un cambio en el modelo comunicativo en el aula. Si ofrecemos a nuestros alumnos-as la posibilidad de utilizar una red social pero nos preocupa que se metan en el Tuenti porque “cotillean”, quizá nos interesa más que no “pierdan el tiempo y aprendan currículo”. Sabemos por otras muchas experiencias( viaje de estudios preparado con ellos y para ellos, obra de teatro, creación de un cortometraje, karaoke de inglés …), que cuando la dinámica es horizontal; es decir, se rompe el horario, el espacio, la jerarquía del aula y surge el caos, también surge la creación.
Las redes sociales, como las TIC, tienen muchos mitos para desmontar. En otros sectores, también nos advierten de posibles huecos y agujeros en estas redes.
¿Es posible convertir la escuela en una red social? Seguramente sí, pero con cambio de chip incluido.
